Mi novia puede comerse un plátano con mi polla en la boca.
Kimmy es la chica más linda, sexy y guarra que he conocido. Hace poco que empezamos a vivir juntos y lo disfrutamos mucho, sobre todo los fines de semana cuando no hacemos más que relajarnos y follar. Un sábado empezó a acariciarme la polla y a decir algo en sueños. Cuando la desperté, no me creyó, pero de todos modos ambos estábamos cachondos. Me hizo una buena mamada matutina para empezar el día, tras lo cual hizo algunos estiramientos y ejercicio en la habitación completamente desnuda. Aunque acabo de correrme, mientras la veía haciendo cuerdas, me puse muy cachondo otra vez. Ella sugirió que desayunáramos en nuestro patio trasero, así que tomamos algo de comida y fuimos a hacer un pequeño picnic. Sin embargo, como puedes imaginar, antes de que le diera un mordisco, ella estaba chupando mi polla nuevamente. En un momento, mientras lo hacíamos, nuestro vecino nos saludó con la mano por encima de la valla. Se cubrió la cara con una sábana, aunque por la posición de nuestros cuerpos era evidente lo que estaba haciendo. Sin embargo, nuestro vecino no pareció entenderlo. Cuando nos preguntó qué estábamos haciendo, Kimmy tomó un plátano y le dijo que estábamos de picnic. Luego volvió a mi polla y se la metió en la boca junto con el plátano. No podía creer lo loca y desagradable que era, y no podía creer que pudiera abrir tanto la boca. Incluso estaba comiendo el plátano y chupándome la polla antes de tragar la comida. Fue muy desagradable, pero esa es sólo una de las muchas razones por las que me gusta. De todos modos, una vez que nos divertimos afuera y nuestro vecino se fue, quisimos volver a la realidad, así que volvimos a nuestra habitación. Tan pronto como entramos, me senté en una cama y ella se sentó en mi polla. La chica más sexy del mundo estaba montando mi polla como una vaquera desagradable mientras yo miraba su hermoso culo de forma perfecta. Ambos estábamos completamente desnudos, y la forma en que ella montó mi polla sólo podía describirse como arte. Después de la vaquera, cambiamos a la postura del perrito y nos trasladamos al sofá. Me encantaba golpearla por detrás, especialmente cuando doblaba las piernas y ponía sus bonitos pies sobre mis muslos. Después de eso, ella se acostó boca arriba para que yo pudiera follármela en pose de misionero, y mientras lo hacía, ella se frotó su hermoso coño mojado. Estaba tan cachonda que no pude resistir más sin correrme. Me corrí por toda su cara, ella abrió la boca y sacó la lengua como una estrella del porno.