Reté a mi compañera de la universidad a hacer alarde de su cuerpo.
Conozco a mi compañera de clase desde hace mucho tiempo y ella y yo hemos estado juntos en muchas fiestas. Ella nunca usa sujetadores, así que siempre podía ver sus pezones a través de la tela. Pero comencé a preguntarme qué tan grandes serían sus senos si no usara ningún soporte. Así que la llamé a un parque apartado y le lancé un desafío de amistad. Mi niña no decepcionó ya que inmediatamente se puso a trabajar. Santo Jesús, sus bazucas eran enormes. Un par de melocotones regordetes cayeron de su pecho. Sus pezones ya estaban rígidos por el frío. Me puse un poco diabólica y la reté a que me mostrara su falda. ¡No esperaba que ella se volviera comando! Si ya no me estaba levantando de sus pechos, ahora estaba duro como una roca. Le sugerí que fuéramos a algún lugar y ella me rechazó, con código de hermano y todo. Ella estaba a bordo, así que estábamos al lado de un charco. Me estaba chupando tan bien que sentí como si mi alma se estuviera escapando de la piscina. Y luego incluso puso a mi chico largo entre sus almohadas y me hizo una paja. Tomó una teta gigante en cada mano y empezó a masturbarme con sus grandes tetas. Sonreí cuando la cabeza de mi polla golpeó su cara con cada golpe. ¡Ella es la mejor! Pero no podía detenerme ahí y quería estar dentro de ella. Dijo que no nos conocemos, lo cual supongo que en cierto modo es cierto. Pero yo quería acercarme y ella quería lo mismo. Así que aquí estábamos, en un parque público. Estaba profundamente dentro de ella desde el frente y me sentía apretado como un plátano envuelto en plástico. Para mi sorpresa, me quitó el condón de la polla y dijo que quería que se lo metiera a pelo en su coño caliente. Lo arrojó al suelo, agarró mi erección y la estrelló contra su coño. Inconscientemente continué empujando mis caderas hacia ella como una especie de NPC. Pero ella sabía hacerlo mejor que yo y subió mi colina como una profesional. ¡Qué chica!