Vaquera ordeña a su toro con cuidado profesional
Hoy estaré ordeñando un toro macho en mi salón. Es un semental de aspecto decente y me encanta lo venosas que son sus ubres. Primero lo inclinas sobre sus rodillas e inspeccionas qué tan limpios están sus genitales. Me gusta sentir primero la bolsa y calentarla con los dedos. Aprieto un poco y luego deslizo mi mano hacia abajo a lo largo del eje. Mis golpes son moderados y uso mi pulgar para tapar la salida. No es buena leche si sale temprano. Siento la gominola roja y le hago cosquillas dulcemente. Ahora, pongo a mi macho boca arriba y muelo el eje entre la grieta de mi trasero. Esto cambia el flujo sanguíneo y lo prepara para viajar. Me aferro a sus pelotas y sigo apretando mientras él siente los contornos de mi espalda. Me siento mejor en su cara y le dejo beber un poco de agua del tubo del amor si tiene sed. Trabajo su basura con las palmas de las manos, lo que no es muy diferente a amasar masa. ¡Pero a éste le encantó demasiado la vista trasera y me levantó boca abajo! Me comió mientras yo colgaba allí y observaba su hermoso blanco burbujear. Me lo metí en la boca e hice lo mejor que pude para chuparlo y no derramar ni una gota. Sus manos varoniles y musculosas me derribaron y su lanza trabajada se dirigió directamente hacia los pétalos de carne. Me separó y sentí su gruesa circunferencia llenando el vacío en mi vientre. ¡Esto es lo que estaba esperando! Sentí su vara frotar contra mi clítoris mientras su carne continuaba su curso dentro de mí. Gemí y casi pierdo mi sombrero de vaquera de pura alegría. Ahora estás listo para el paseo de vaquera adecuado. Necesito cada gota de su dulce jugo de hombre en lo profundo de mi pequeño coño.